Te creíste radiante, bella y eterna. Como un faro alumbraste sus anocheceres y
fuiste su halo de luz al alba. Te pensaron menguante y te soñaron llena.
El mundo enmudeció porque la fuerza de los astros no le
dejaba palpitar. Te creíste fuera de órbita porque él te daba alas. Y volaste
tan alto que el sol te logró deslumbrar.
Te creíste única pero te volvieron ciega. Te soñaron al alba
y te olvidaron al atardecer. El verano se comió al invierno, destiñendo vuestra
primavera.
Te creíste completa y te volvieron rota. Su mitad se alejó
de la tuya y volviste a ser menguante. Una luna partida en dos. Un sueño
dividido en dos mitades. Una mitad que mengua y se hace pequeña en el
firmamento.
Y esta luna rota juró no dedicarle más anocheceres a quien
le nubló los sentidos. Prometió no perderse en sus desvelos ni inmortalizarse
en sus promesas. Y entonces vio la luz…
No te creas rota, suéñate plena. No te sientas menguante, siempre
has sido LUNA LLENA.