miércoles, 22 de junio de 2016

ESTAMOS HECHOS DE PRIMAVERAS ETERNAS...



Creo que estamos hechos de primaveras eternas. De esas que llegan todos los años y se quedan a vivir en nosotros o se llevan su fragancia para siempre. Eternidades que se vuelven pasajeras o pasajes de la vida que se hacen inmortales en tu interior.

Estamos hechos de suspiros, de anhelos e ilusiones. De ganas y desganas, paciencia e impaciencia. Nervios, previos a más nervios. 

Estamos hechos de amaneceres y atardeceres, a plena luz del día y contando las lunas que nos quedan por vivir. Y tanto llegas a contar que un buen día descubres que no te quedan números. Que al as que guardabas bajo la manga le han derribado tus ansias de sentir. Y pierdes, una vez más la partida, pero sigues apostando por sacar a flote a la reina de corazones que es quien da pálpito a esas ansias desmedidas.

Estamos hechos de promesas en un horizonte incierto. Tan inseguro como el que puedes contemplar a bordo de un avión, cuando las nubes te impiden llegar al fondo del paisaje. Y, entonces, descubres que detrás de esas nubes está tu verdadero destino y que las certezas vienen marcadas por nuestras decisiones ante el rumbo que tomamos.  

Estamos hechos de primaveras que anuncian veranos. Y éste apuesta por dar calor a lo que no tenía color porque la primavera había desteñido. Y, nunca es tarde para vivir el verano de tu vida. Nunca es tarde para pedirle eternidad al tiempo ni magia a los momentos.


Estamos hechos de “nunca es tarde para nada”…