martes, 18 de noviembre de 2014

ENTRE TU ALIENTO Y MI DESALIENTO





Entre tu boca y la mía, un hilo de ardor

Como dos desconocidos, en la inmensidad de un mar

Entre tu boca y la mía, anida el amor

Como dos icebergs, a punto de chocar.



Entre tu mano y la mía, un puñado de miedos

Entre tacto y tacto, se funden los besos

Entre tu mano y la mía, un manojo de anhelos.



Entre tu otoño y mi primavera, un mar de diluvios

Como dos amantes, en medio de la tormenta

Entre tu estación y la mía, vendaval de delirios

Como dos fugitivos, en constante alerta.



Entre tu cama y la mía, desierto queda el salón

Entre tu piel y la mía, caldean la habitación

Entre mi cama y tu cama, sólo aproximación.



Y cuando las bocas se unan, las manos  se toquen

Las estaciones sean una y las camas se alojen

No quedará espacio que destruya

Lo que tus ojos me provoquen.



martes, 4 de noviembre de 2014

Ilumíname, Noviembre



Es lo que tiene Noviembre… tan pronto te ilumina la mirada con su sol como te lanza niebla en el rostro con sus nubes. Al fin y al cabo, los meses son como las personas, unos días te regalan el sol para que despiertes; otros se olvidan de apretar el interruptor y el sol no calienta, quedando el astro rey reducido a niebla.

Lo peligroso del asunto es que vivimos a la intemperie del tiempo, sometidos a sus vaivenes y a sus idas y venidas. Esperamos con tanta ansia que alguien brille para nosotros que nos olvidamos brillar por nosotros mismos. Nos recubrimos de niebla y enturbiamos la mirada. La luz se apaga y el interruptor que está asido a nuestro corazón resulta inaccesible a manos ajenas.

Lo peligroso de un corazón que no sabe esperar es proporcional a unas manos ajenas que iluminan soles según amanezca el día. Y  hay días que amanecen más tarde porque hay interruptores que no se encuentran o no quieren ser encontrados. 

Y como tenemos frio y las manos ajenas no resultan tomamos las propias y recubrimos el alma y el cuerpo. Y es ahí, en el calor de lo íntimo, cuando se va la bruma y se enfría nuestra mente. En esa lucidez descubrimos que aunque haya soles que ya no brillen todos los días nace uno nuevo

Hay SOLES dispuestos a iluminar las sombras que dejaron algunas nieblas, las decepciones que  olvidaron algunas ilusiones, las lágrimas que se vertieron como pequeños rayos astrales.

Ni la distancia más enorme puede acabar con la enormidad de un sentimiento, ni el sentimiento más profundo debe manipular nuestro brillo interior. No somos interruptores. Es lo que tiene Noviembre… pese a sus locuras podemos demostrar nuestra cordura.

A ti, Lorenzo.