Entre las palabras que no decimos hay un bosque lleno de
niebla
como esa niebla húmeda, que te cala los huesos
y te empapa la piel en pleno mes de agosto.
Entre las palabras que no decimos hay silencios que
desgarran
y se agarran a tus noches y a tus días
tan fuerte que no te dejan respirar…
En un silencio tan atronador que grita desde el fondo del
pecho
pero que la garganta ahoga y nunca ve la luz
un silencio tan estridente
que deja sordos tus oídos.
Las palabras que no decimos siempre se quedan en constante
oscuridad
en penumbra uniforme
sin dar forma a lo que en verdad importa.
Esas palabras tienen alma de guerreras
pero un buen día les despojaron de sus armas.
A esas palabras mudas
les cortaron la lengua
y así quedaron… tan huérfanas que escaparon de su dueño
tan desamparadas que solo encontraron desierto.
Y así queda perfilado este verano
un puñado de arena del desierto y otro de niebla de bosques
sin nombre
opuestos entre sí
contradictorios entre ambos
discordantes entre ellos.
Entre las palabras que no decimos hay un cruce de miradas
raudas, presurosas, fugaces
y luego está la intersección de los cuerpos
que devora la niebla.
Y ahí, entre las palabras que no decimos, hallo tu respuesta
y ahí, entre las palabras que no decimos, pervivirá mi
constante pregunta.