lunes, 6 de agosto de 2018

ALGUNOS VERANOS...


Algunos veranos se quedan mudos porque son incapaces de soportar tanto ruido.

No sale sonido alguno por su garganta, seca de tanto hablar.
Tampoco por sus oídos empapados en susurros prometedores, esperanzadores; rotos finalmente en la calle del desengaño.
Algunos veranos se quedan mudos porque están llenos de decepción. Y es tanta la pena que se comen las palabras que una vez dijiste, encumbraste, te creíste…

No hay cumbre más alta que la que se erige dentro de ti, ni más baja que la que intenta derribarla a golpe de mentira, de silencio.
Algunos veranos se quedan mudos porque no obtienen respuestas. Sigo creyendo que algunos silencios duelen más que cien balas y que de esas cien balas, al menos una, se tira para matar.

En algunos veranos tienes que sobrevivir, a golpe de proyectiles, sin chaleco salvavidas…una vez más con la piel como propio escudo. Esa misma piel que un día acariciaron para volver a abandonarla. La soledad de una piel condenada al silencio. 

En algunos veranos me hice más fuerte, más alta y menos vulnerable. Cuando finalmente comprendí que nadie es esclavo de los silencios del otro y emprendí un bullicio en mi interior.

Algunos veranos se quedan mudos al comprobar que aun nos queda tantísimo por decir…