viernes, 31 de marzo de 2017

BIENVENIDA



Vendió todas las letras del abecedario
Porque no le quedaban ideas.
Y tan enfrascado estaba en su búsqueda
Que se le desparramaron los números por el suelo.

Del viejo árbol aún pendían algunas ilusiones:
La esperanza, la alegría, la expectación…
Preludio de lo que estaba por venir.
Y, como no tenía letras, anunció la llegada de su amada
Con los números que pudo recuperar:

1,2,3… ¡Bienvenida, primavera!

Entonces… el semblante se le llenó de flores
y las ideas volvieron a brotar en su alma.

Bienvenida, por siempre.



lunes, 27 de febrero de 2017

CUANDO TIENES QUE SOLTAR LO QUE UNA VEZ TE SALVÓ



La verdad de la vida es que algunas cadenas sirven para atarnos más y otras están para romperlas y liberarnos. La paradoja, quizás sea, es cuando tienes que soltar lo que una vez te salvó. Es entonces cuando te sientes como un pájaro sin nido, libre porque tienes alas pero perdida porque no sabes donde volver.


Es el pecho ahora el que ya no se emociona porque los arrullos quedaron atrás y la distancia perdió el compás. Pájaro descarriado, volando sin rumbo; siguiendo la corriente, como quien sigue el fluir de un río… cuando antes tenía tan claro el destino; cuando antes sí vibraba en cada trino. Sin embargo, de esos rescoldos aún resuena el eco. Porque algunos cariños se impregnaron en tu cuello para siempre, porque algunos amores pían en tu oído por miedo a que los olvides.  Como el rojo de las amapolas, destiñéndose ante cada invierno. Y, quizás, de ese olvido nacen los anhelos que te empujan a emprender el vuelo.


Al fin y al cabo todos somos pájaros. Unas veces volamos en solitario y otras acompañados pero nunca perdemos de vista el horizonte porque es el que limita aquello que no se puede traspasar, esas cadenas imposibles de soltar.


Al fin y al cabo la vida sigue estando llena de paradojas.



lunes, 30 de enero de 2017

TUS PRIMEROS ACORDES



Aún resonaban en mí los primeros acordes
De  la templanza de tu guitarra
Del misterio de tu nombre

Un ser anónimo con música en sus andares
Sentimientos encontrados
Melodía en mis pesares…

Salud debilitada ante un armario vacío
Buscándole un sentido
Ante tu ausencia, mi escalofrío…

Y, ahora, resuena en mí el motor de ese avión
Ese viaje con destino incierto
La frialdad de un adiós…



lunes, 2 de enero de 2017

ADIÓS 2016, HOLA 2017



Como quien mira fijamente al objetivo de una cámara, queriendo inmortalizar el momento, deseando guardarlo para siempre pero siendo consciente de que la eternidad dura un instante y que son esos instantes los que van conformando lo eterno de una vida. Así ha terminado 2016… con sus instantes vividos, sus ilusiones cumplidas y sus sueños a medio hacer. Porque lo bueno del paso de los años es que puedes completar el sueño al siguiente, o al otro, o al otro… tantos sueños por tantas vidas, tantas ilusiones por tantos años.

Un año que comienza, una vida nueva por vivir. Este año tendremos tiempo de embarcarnos en nuevos viajes, subirnos a nuevos trenes… con destino incierto o dudoso pero de la duda también se aprende y de esos instantes deseando sucederse se disfruta.

Como quien mira el objetivo de una cámara, como quien pone media sonrisa y la otra media se la guarda para otros enfoques, otros objetivos… quizás, otros paisajes. Como quien apuesta todo por nada pero se queda el as bajo la manga. El mundo sigue siendo de los valientes y los cobardes ahí se quedaron… en los viajes que no emprendieron, en los miedos que no superaron, en las ganas que no saciaron. 

Yo elegí saciarme de 2016, al igual que haré en 2017. El secreto está en mirar al objetivo a cara descubierta, sin trampa ni cartón. Como si te quisieras comer la vida a bocados. Como si el sol brillara para ti todos los días del año. Y no eres consciente de que el sol está en tu interior…

Bienvenido 2017, vamos a por todas.



martes, 22 de noviembre de 2016

LO SABEN MIS ZAPATOS




Lo saben mis zapatos que me sigo ahogando en cada charco
Si tú no eres el protagonista de mi teatro
Que tu ausencia corta como el cristal más frío
Y que sigo adorando la ladera de tu espalda.

Lo saben mis zapatos que guiaron mis pasos
Pasos de cero
Por tantos kilómetros que recorrí por ti.
Lo saben ellos que me sostienen en mi deambular
En esta encrucijada de calles sin rumbo, sin nombre, ni número.

Lo saben mis zapatos que me vieron tropezar
Para luego caer
Y finalmente me ayudaron a levantar
100 pasos adelante
Que luego desanduve, uno a uno
Pasos de cero, una vez más.

Lo saben ellos, mis zapatos… con su suela desgastada
Intrépidos como pocos.