sábado, 13 de septiembre de 2014

SERPENTEAME, SEPTIEMBRE




Siempre creí en Septiembre. Ese mes que pone punto y final a pasiones de verano y abre la puerta a sensaciones de otoño. Septiembre  lleva la “S” de: “Sobre todo Siempre Sonríe”. Este mes sabe que en los nuevos comienzos están escritos nuestros futuros éxitos. Septiembre es SI y no le voy a negar lo que lleva escrito en sus siglas.  

              



Ya que anuncias sensaciones con un SI rotundo… ¿Qué te parece si me serpenteas, Septiembre?

-Zigzaguea sobre mi pelo.
 
- Serpentea mi piel.

-Ondula mis sentidos.

-Repta por mi cuello.

-Gatea por mi corazón.

Y si alguna vez me canso de tus serpenteos es porque habré dejado de vivir y me limitaré subsistir. No dejes que eso ocurra… desliza tus días y tus noches sobre mi intemperie como si fueras el último mes de mi vida. Sólo así seguiré sintiendo el calor necesario para continuar… para encender velas con deseos impronunciables y beber licores que siguen sabiendo a ti. A ti, que no te puedo nombrar aún, te dedico mi Septiembre: con sus zigzagueos que se dejaron algunos huecos por pulir. Y de esa falta de brillo nacen algunos lodos, de esos lodos se encienden nuevas velas, esas velas iluminan pieles serpenteando. 

Mientras tú arrastras hacia mí tus culebreos y mudas algunas pieles, yo retuerzo mi alma, enderezo mi sonrisa y miro al frente… con mis ilusiones y los días por venir. Mientras llegas, sonrío al mundo. 

Caracoléame, Septiembre. Siempre tuviste permiso.



               


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