Anoche hice un pacto
con Noviembre: yo le cubrí de letras y él me inundó de lluvia.
Anoche Noviembre me
confesó que tenía frío y decidí ser su dueña llenándole de primavera.
Anoche Noviembre
llegó a un acuerdo con el tiempo y yo, fiel a mi propósito, prometí no
abandonarle nunca.
Anoche Noviembre me
hizo una promesa, entre gotas de lluvia.
Y entre letras y agua
cristalina se reflejó en el suelo tu retrato, ese que juró no desteñir su
rostro por mucho que lloviera. Ese que queda emborronado, ahora, entre agua y
tierra. Ese que no logré rescatar por mucho que yo quisiera.
Anoche Noviembre
volvió a latir… porque yo le traje flores a su puerta.
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