martes, 29 de enero de 2019

SILENCIO


Desde lo alto de la azotea  se cierne sobre mí el murmullo de la ciudad:
altanero, rimbombante, locuaz…
y, entonces, aprendo a valorar el silencio:
tímido, humilde, manso.

El silencio  como mejor expresión de uno mismo,
el silencio como moneda de cambio,
el silencio cuando las palabras hieren,
el silencio cuando las acciones lastiman.

Ante ti me rindo, silencio, porque siempre fuiste mi mejor refugio,
porque siempre me meces en las noches frías
y me das cobijo cuando nadie lo hace.

Tú otorgas y yo callo,
tú pacificas cuando yo me rebelo,
tú me acoges cuando me siento deshabitada.

Silencio como redentor,
como protector,
como libertador.

Siempre supe que las mejores conversaciones transcurren en silencio
y que quien nunca habló en silencio, jamás supo hablar.

 Ahora que no oigo nada del exterior
escucho mi interior
y, entonces, lo entiendo todo…



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