viernes, 29 de marzo de 2019

MI MAR EN CALMA


Una vez, frente a ti, te susurré
que tu murmullo llenaba mi silencio,
inundando mis fracasos y mis aciertos.

Mar en calma, das paz a mis días de sol.
Mar en cólera, das guerra a mis noches  sin luna.

Me meces en tu vaivén,
con tu crepitar de olas
y yo, humilde marinera,
me hundo en tu bandera roja.
Ya sabes, tan roja como mis pasiones
que juraste sofocar un día…

Mi mar en calma,
deja que la luna se pose en ti
Y junto a su pálido reflejo
brillemos ambos con mayor intensidad.

Tú esperando que suba la marea,
yo esperando tu mayor obsequio:
Bandera verde.

Una vez, frente a ti, te susurré
mi mar embravecido…
hoy, por fin,
te vuelves manso. 


viernes, 8 de marzo de 2019

LA LIBERTAD MÁS REAL


La libertad más real es la que baila en tus ojos
cuando sabes que no le perteneces a nadie.
Cuando te crees libre
y no sientes que haya un nudo que te oprime el pecho.
Cuando desanudas las ganas de vivir y tu ansia de libertad.

La libertad más real baila entre tus manos
y te ayuda a modelar.
Construye un presente espléndido
para que bailes en él.

La libertad más real baila entre tus piernas
y te hace saltar más alto
como si no hubiera límites
como si pudieras tocar el firmamento.

La libertad más real te extiende una pista de baile
para que des los primeros pasos.

Por eso yo te digo:
baila sin que nada te oprima,
canta porque tienes voz
y haz de tu pista un baile
y de tu baile una vida.

La libertad más real baila en tus ojos.
Eres, sin lugar a dudas,
la reina de la pista: soberana de tu vida.

 

sábado, 23 de febrero de 2019

AQUEL PUENTE FRÁGIL LLAMADO ESPERANZA


La esperanza es aquel puente frágil al que nos sostenemos
cuando nos tiemblan las piernas.
Cuando no consigo mantenerme en pie y me das palabras de consuelo.
Lo que acaso no sabes es que quizás tu consuelo es mi desasosiego.
Y que en este baile de palabras
lanzamos conceptos al aire y dejamos que cambien su significado
según de donde provenga el viento.

 


¿Acaso tu esperanza reside en la punta de mis dedos?
En este baile de  palabras confusas que bailan en la palma de mi mano
después del primer vals, consigo que mis dedos también bailen sobre tu piel…
¿Se llama a eso también esperanza?
Aún así… A mí… me siguen temblando las piernas…

martes, 29 de enero de 2019

SILENCIO


Desde lo alto de la azotea  se cierne sobre mí el murmullo de la ciudad:
altanero, rimbombante, locuaz…
y, entonces, aprendo a valorar el silencio:
tímido, humilde, manso.

El silencio  como mejor expresión de uno mismo,
el silencio como moneda de cambio,
el silencio cuando las palabras hieren,
el silencio cuando las acciones lastiman.

Ante ti me rindo, silencio, porque siempre fuiste mi mejor refugio,
porque siempre me meces en las noches frías
y me das cobijo cuando nadie lo hace.

Tú otorgas y yo callo,
tú pacificas cuando yo me rebelo,
tú me acoges cuando me siento deshabitada.

Silencio como redentor,
como protector,
como libertador.

Siempre supe que las mejores conversaciones transcurren en silencio
y que quien nunca habló en silencio, jamás supo hablar.

 Ahora que no oigo nada del exterior
escucho mi interior
y, entonces, lo entiendo todo…



martes, 15 de enero de 2019

MIL CALLES


En la calle late mi ciudad.
Vibra de alegría y gime de miedo.
La calle nos hizo fuertes
Coronando ganador al menos débil.

En las calles viven las almas errantes
vagabundean los corazones
y pernoctan los rumbos solitarios.

En las calles nos hicimos mayores
cuando jugábamos a ser chiquitos.

La calle tiene solera,
albergando un conjunto de soledades
que pujan por transitar en compañía.

Callejeros  que vigilan por donde pisan,
pioneros, de aceras desgastadas, de pisadas
 con rumbos inciertos.

El rumor de la calle lleva escrito tu nombre.
Ahí, debajo de cada farola
bañado por la luz nocturna
las calles murmuran tu historia.

Ciertamente la calle tiene mucho de ti,
quizás también de mí
o puede que de ninguno
porque no pertenece a nadie
solo a quien la habita.

Mil calles siguen llevando hacia ti,
quizás también a mí
o puede que a ninguno de los dos…
Porque no pertenecemos a ningún sitio,
sólo a la piel que habitamos.

En la calle late mi ciudad.
Latimos tú y yo,
al unísono.