Hablo de los días en los que creíamos comernos el mundo y se comieron un trocito del nuestro. Me refiero a viajes a medio camino, a citas desatendidas, a vidas arrebatadas en pleno tránsito. Pongamos que pienso en puertas que se cerraron para no volver a abrirse, en sueños y propósitos que se diluyeron, como el polvo, entre un puñado de vagones divididos. Vidas descarriladas porque las separaron de su eje, corazones rotos porque no soportaron la afrenta.
Litros de sangre derramada por litros de sangre donados… y es que aquel día hicimos un pacto de sangre: “Aunque ya no estés aquí, nunca me olvidaré de ti”. Y nuestro pacto quedó sellado, por muchos años que pasen…
Hoy sigo escuchando el pálpito de nuestros corazones unidos, más fuerte q cualquier bomba. Pongamos q hablo de Vosotros.
Hoy sigo escuchando el pálpito de nuestros corazones unidos, más fuerte q cualquier bomba. Pongamos q hablo de Vosotros.
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