jueves, 9 de abril de 2020

MI HÉROE INTERGALÁCTICO


Miguel despertó esa mañana con ganas de plantar cara a los extraterrestres. Tenía la espada y el escudo que los abuelos le habían regalado en su quinto cumpleaños, quizás con eso valdría…. Cerró con todas sus fuerzas los ojos y deseó fervientemente que al volverlos a abrir todo hubiera vuelto a la normalidad. Y es que desde que los alienígenas habían invadido su planeta nada era ya como solía ser…



Miguel echaba de menos a sus compañeros del cole, a sus profesores, a sus abuelos, a sus tíos y primos… pero, sobre todo, a quien más echaba de menos Miguel era a su papá.

Su madre, ahora estaba todo el día en casa, igual que él. Mientras ella trabajaba, él hacía algunas fichas que su profesora mandaba como tarea. Pero a papá últimamente le veía muy poco. Desde que los extraterrestres invadieran la Tierra, tenía que doblar turnos en el hospital y apenas estaba en casa. Su papá era un héroe, al menos él lo creía así. Curaba a gente enferma en un hospital y ahora tenía que trabajar el doble de tiempo porque desde la invasión alienígena había mucha gente convaleciente. 


A Miguel todo esto que ocurría le parecía el argumento de una película, de esas de extraterrestres que solía ver con su padre los fines de semana. Le parecía increíble que ahora fuese todo real y que fuera su padre el encargado de salvar al mundo y el protagonista de esta película que estaban viviendo. Era todo apasionante pero Miguel sólo deseaba que su papá derrotara a los extraterrestres y volviera pronto a casa.



Esa noche su padre regresó  antes de que él se fuera a dormir. Cuando se duchó y se puso ropa limpia, Miguel pudo por fin abrazarle y sentarse en sus rodillas mientras cenaba.


-Papá… ¿cuándo derrotáis a los extraterrestres? ¿Se van a ir pronto a su planeta?

-Hay veces hijo que cuando el enemigo es tan poderoso hay que aprender a convivir con él. Eso estamos haciendo ahora, estudiando su comportamiento para comprender mejor a estos seres y tratar de que no nos dañen más.

-¿Y qué pasa con la gente que está enferma? ¿Se van a curar?

-Estamos intentando que se pongan bien, hijo. Por eso paso tantas horas fuera de casa, en el hospital necesitamos mucha ayuda con los pacientes.

-Bueno, papá, pues entonces tú ahora no te preocupes por mí, ¿vale? Sabes que yo soy fuerte y tengo mi espada y mi escudo. En el caso de que los extraterrestres quieran entrar en casa los usaré para defenderme a mí y a mamá. Tú mientras ayuda a la gente que no tiene con que defenderse.

-Gracias Miguel, eres un niño muy comprensivo y generoso. Estoy muy orgulloso de ti.

-El orgullo es mío, papi. No todos los niños tienen un héroe como padre. Eres mi héroe favorito. ¿Lo sabías, papá?

-Lo sé hijo, lo sé.



La noche siguiente papá no volvió, ni la otra, ni la de más allá. Un día mamá le dijo que papá se había ido a otro planeta y que nunca más volvería a este. Miguel esa noche lloró mucho porque no volvería a verle pero al despertar, sonrió. Su padre y él tenían un secreto. Miguel era consciente de que papá tenía que salvar a la humanidad porque era un héroe. Lo mejor de todo era que ahora había traspasado fronteras. ¡Papá era ahora un héroe intergaláctico! Sin dejar de sonreír, se levantó corriendo de la cama para contárselo a su madre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario