Y por fin te diste cuenta de que no le cabía Abril en la
mirada porque estaba ciega de amor.
Ni siquiera le cabía en la sonrisa porque se curvaba cada
vez que Abril despuntaba al alba y TU eras su amanecer, su punto de luz, sus
ganas por crecer.
Abril era demasiado grande para sus manos. Se le desbordaba
el mes, inundando la yema de los dedos. Como un efluvio de emociones que luchan
por salir a flote. Como un potro desbocado que no logra mantenerse al trote.
Abril fue el mejor mes que pasó por tu vida porque ella
estaba dentro y no dejaba que nadie te lo marchitara… y es que, tampoco le
cabía en el pecho porque de tanto palpitar se le había cuajado de flores.
Y así fue transcurriendo el mes. A miradas acompasadas, a
emociones desmedidas, a sonrisas acaloradas, a besos sin medida.
Y así iba creciendo Abril, haciendo contar los días.