Este es un espacio para trasladarnos a otros mundos, sobrevolar otros escenarios y embarcarnos en diferentes historias. Una ventana abierta a la evasión, a la recreación y a la ensoñación.
Hoy he dicho a mis zapatos
que no tengo fuerzas para correr. También he dicho a los ingratos que no les voy a pedir
nada. Prefiero que sea la vida y sus gentes quienes me sorprendan. Que me
llegue cada cosa en su momento preciso y cuando me encuentre débil y crea morir
que, al menos, una persona en este mundo me quiera “matar” de amor. “Quiero que me abras, quiero tus palabras y quiero que lo quieras hoy".
Para mi esta canción reivindica el derecho que todos
tenemos a tener días malos, regulares y peores. Días de esos en los que te
duele tanto el cuerpo o el alma que sólo quieres que alguien te inunde de amor.
Días en los que no quieres pelear porque, quizás, necesites coger fuerzas…
Al fin y al cabo venimos a esta vida para ser
queridos y querer….
Hasta mis zapatos saben que esta canción me mata de
amor, Pablo López. Gracias.
LO
QUE HIZO TOMAR LA DECISION DE NO VOLVER… desde la otra orilla veía las cosas
con más perspectiva, aunque la orilla de enfrente siempre tendía a
resquebrajarle el alma un poquito más cada vez. Arañazo a arañazo, iba
absorbiéndole la vida. Jugándose el alma en cada embestida. Enjugándose cada
herida en cada otoño de hojas secas. Esas mismas sobre las que caía cuando no
le quedaban uñas para asirse a la vida.
La
iluminaria, alumbraba hoysu partida. Su
liberación. Su paz infinita. Y ella, como una niña que sigue creyendo que todo
es posible, iba más allá… apuntando su mirada hacia la luna, la cual la acogía
en su regazo y la mecía en cuarto creciente.Y es que, en verdad estaba creciendo a cada paso que daba. Desde el día
en el que decidió cruzar ese puente plantándole cara al más letal invierno.
Ahí
estaba su recompensa. Esa noche, con más luz que ninguna, refugiada en la luna…
observaba como se acercaba la primavera. Ya nada le arañaba la piel. Desde su cénit,
sentía como las flores la acariciaban.
Quisiera decirte y no digo que me provocas mariposas en el
estómago, cosquillas en el pecho y hormigueos en mi boca.
Que le robas sueños a mi almohada y se pone celosacada noche. Que envuelves con paz y calor
este invierno tan desapacible.
Quisiera decirte y no digo que tienes los ojos más bonitos
que he visto nunca. Tan azules como el cielo, tan profundos como un pozo, tan
misteriosos como sólo tú consigues serlo cada día.
Tu piel es tan tersa y limpia como un folio en blanco. A
punto de ser escrita por mis miles de letras, por mis cientos de poemas, por
mis tantas sensaciones. Y en cada poema te querré un poquito cada día, te
odiaré un ratito cada hora y dejaré versos sin acabar para que tú mismo les des
forma.
Y entre verso y verso un beso… nadie mece mis labios como tú
lo haces. Tienes el mar en tu boca y yo, humilde marinera, me dejo llevar por
tu vaivén. Me inundas cada día con tu mar y tus olas, mientras me sumerges cada
vez más en ti.
Tu cuerpo es el perfecto envoltorio del regalo que quisiera
abrir cada mañana. Tan tentador, tan embriagador, tan seductor. Tan demonio que
vences a mi ángel en las mil batallas que libran.
Quisiera decirte y no digo que hoy escribí un poema para ti,
pero que nunca leerás porque no mereces ni la primera de las estrofas.
Quisiera decirte y no digo que tus mil mentiras se comen mil
veces a mis mil verdades. Y ya no hay espacio para más, excepto para dos
personas, sin nada más que añadir o acompañar.
Quiera decirte y no digo que te odio como no he querido a
nadie, aunque creo que eso ya lo sabes.
Somos lo que cada noche de Reyes soñamos con querer ser. Somos
un puñado de ilusiones contenidas o desatadas que se entregan por un puñado de
sueños.
Fuimos y seremos aquellos magos que cruzan el mundo para
alentar corazones y tan potente es nuestra magia que hechizamos con sonrisas a
quienes dan sentido a nuestra vida.
Somos los que se van a dormir temprano para dar tiempo a que
se fabriquen nuestros deseos en nuestro periodo de inconsciencia. Mientras
somos conscientes de que lo más bonito está por llegar y, por eso, lo soñamos cada
día un poquito más intenso, un poquito más consciente, un poquito más lejano…
allá donde Oriente se junta con Occidente. Allá donde alguien le da forma a
nuestra carta de deseos de cosas imposibles que se vuelven más posibles a la
fuerza de escribirlos, a la fuerza de sentirlos, a la fuerza de soñarlos.
Somos todo aquello que hemos caminado a lo largo de estos
años con esos zapatos que hoy ponemos debajo del árbol de Navidad. Un par de
suelas desgastadas esperando otra oportunidad. Un par de ojos iluminados por la
incógnita del que vendrá…
Somos el vuelo de Peter Pan. Eternos niños en un mundo de
gigantes que nos obligaron a crecer. Seguimos viviendo en Nunca Jamás y contando estrellas cada
noche.
Y tan fuertes eran nuestras sonrisas cada cinco de Enero que
se quedaron impregnadas en nuestra alma. Y tanta magia se desprendió en
aquellos días que destilamos amor por los cuatro costados, por los cuatro punto
cardinales, por las cuatro estaciones de nuestra vida.
Y entonces perdimos un poquito el norte y volvimos a creer
en cuentos de hadas. Seguimos volando allá donde los sueños no tienen límites
porque hemos perdido toda la cordura. Y en nuestro delirio seguimos esperando a
los Reyes Magos porque sabemos que ellos serán los únicos que nos salven de la
desidia de no creer en nada.
Y la noche se confundió con el día, la razón con la locura,
los sueños con la realidad. Y, como cada año, nuestros corazones se poblaron de
gratitud. Y como cada año seguimos prendidos de miles de sueños por cumplir.
Quien cree en la magia está destinado a encontrarla…